En el estado líquido, las
partículas están bastante más próximas entre sí, lo que explica algunas de sus
propiedades (volumen fijo, se adaptan a la forma del recipiente, …) y en los
sólidos, las partículas están muchísimo más próximas. Desde el punto de vista
microscópico, por tanto, el estado gaseoso es el más simple de todos, ya que
las partículas están muy lejanas unas de otras, lo que disminuye la frecuencia
de los choques. En los estados sólido y líquido la cosa se complica porque
aparecen las fuerzas de cohesión, las fuerzas necesarias para explicar por qué
las partículas están tan próximas unas de otras. De hecho, los grandes avances
de la teoría cinética se produjeron en el campo de los gases, ya que se conocía
muy bien el estado gaseoso, gracias a los trabajos experimentales de Robert
Boyle, Jacques Charles o de Luis Joseph Gay-Lussac.
Las conclusiones
más importantes de estos científicos brillantes fueron:
1) Los gases ocupan
todo el volumen disponible y no tienen una forma fija.
2) Los gases se
pueden comprimir con mucha más facilidad que los sólidos o los líquidos
3) El volumen, a
una presión dada ocupado por un gas es directamente proporcional a su
temperatura. Es decir, a mayor temperatura, mayor volumen si la presión es
constante.
4) La presión que
ejerce un gas, a un volumen dado, es también directamente proporcional a la
temperatura; a mayor temperatura, mayor presión si el volumen se mantiene
constante.
5) La presión y el
volumen son inversamente proporcionales. Esto quiere decir que a una misma
temperatura, cuanto mayor es la presión, menor es el volumen.
Estos hechos empíricos
son fácilmente entendibles con la ayuda de un globo inflado con aire.
Para que el aire no
se escape del globo, debemos atar uno de sus extremos (propiedad 1), por la
tendencia del gas a ocupar todo el volumen disponible. Sobre un globo de aire
es relativamente fácil ejercer fuerzas de compresión (2) y todo el mundo sabe
que al exponer a la luz solar durante mucho tiempo un globo inflado, la
temperatura aumenta y el volumen del globo también (3), lo que hace que aumente
la presión del gas dentro de él en virtud de la conclusión (4). La propiedad 5
es también muy intuitiva: si apretamos el globo (esto es, lo presionamos), el
tamaño del globo disminuye y, por tanto, se reduce su volumen (5).
Todas estas propiedades se resumen en la llamada ecuación del gas ideal en la que p es la presión; V, el volumen del gas; n es la cantidad de gas; R es un valor contante, y T es la temperatura. Esta ecuación es fácil de leer: el producto de la presión y el volumen debe ser numéricamente igual al resultado de la multiplicación de la cantidad de gas por la constante R y por la temperatura.
Otra forma muy habitual de escribir la ecuación del gas ideal es:
Siendo N la cantidad de moléculas presente en el gas y k una constante diferente a la anterior R.